31.8.13

 

DECOLONIALISMO POPULAR

El famoso bolero "Angelitos negros" está basado en un poema (léase abajo del video de Pedro Infante).


"Angelitos negros"

pintor nacido en mi tierra
con el pincel extranjero
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos 


aunque la virgen sea blanca
pintale angelitos negros
que tambien se van al cielo
todos los negritos buenos

pintor si pintas con amor
porque desprecias su color
si sabes que en el cielo
tambien ay tambien los quiere dios

pintor si pintas con amor
porque desprecias su color
si sabes que en el cielo
tambien ay tambien los quiere dios

pintor de santos y alcobas
si tienes alma en el cuerpo
porque al pintar en tus cuadros
te olvidastes de los negros

siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos
pero nunca te acordste
de pintar un angel negro 






Píntame angelitos negros
Andrés Eloy Blanco (La juanbimbada)

 
¡Ah mundo! La Negra Juana,
¡la mano que le pasó!
Se le murió su negrito,
sí señor.

—Ay, compadrito del alma,
¡tan sano que estaba el negro!
Yo no le acataba el pliegue,
yo no le acataba el hueso;
como yo me enflaquecía,
lo medía con mi cuerpo,
se me iba poniendo flaco
como yo me iba poniendo.
Se me murió mi negrito;
Dios lo tendrá dispuesto;
ya lo tendrá colocao
como angelito del Cielo.
—Desengáñese, comadre,
que no hay angelitos negros.
Pintor de santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.
Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay pintor que pintara
angelitos de mi pueblo.
Yo quiero angelitos blancos
con angelitos morenos.
Ángel de buena familia
no basta para mi cielo.
Si queda un pintor de santos,
si queda un pintor de cielos,
que haga el cielo de mi tierra,
con los tonos de mi pueblo,
con su ángel de perla fina,
con su ángel de medio pelo,
con sus ángeles catires,
con sus ángeles morenos,
con sus angelitos blancos,
con sus angelitos indios,
con sus angelitos negros,
que vayan comiendo mango
por las barriadas del cielo.
Si al cielo voy algún día,
tengo que hallarte en el cielo,
angelitico del diablo,
serafín cucurusero.
Si sabes pintar tu tierra,
así has de pintar tu cielo,
con su sol que tuesta blancos,
con su sol que suda negros,
porque para eso lo tienes
calientito y de los buenos.
Aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo,
donde hayan dejado entrar
al cuadro angelitos negros.
Y entonces, ¿adónde van,
angelitos de mi pueblo,
zamuritos de Guaribe,
torditos de Barlovento?
Pintor que pintas tu tierra,
si quieres pintar tu cielo,
cuando pintas angelitos
acuérdate de tu pueblo
y al lado del ángel rubio
y junto al ángel trigueño,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.



28.8.13

 

DECIR LA VERDAD. 5 DIFICULTADES PARA DECIR LA VERDAD (BRECHT)


Bertolt Brecht
Berlín (Alemania), 1934.



El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure por doquier; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; el discernimiento indispensable para difundirla.

Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.

I. El valor de escribir la verdad

Para mucha gente es evidente que el escritor debe escribir la verdad; es decir, no debe rechazarla ni ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario. Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello se necesita mucho valor.

Cuando impera la represión más feroz gusta hablar de cosas grandes y nobles. Es entonces cuando se necesita valor para hablar de las cosas pequeñas y vulgares, como la alimentación y la vivienda de los obreros. Por doquier aparece la consigna: «No hay pasión más noble que el amor al sacrificio».

En lugar de entonar ditirambos sobre el campesino hay que hablar de máquinas y de abonos que facilitarían el trabajo que se ensalza. Cuando se clama por todas las antenas que el hombre inculto e ignorante es mejor que el hombre cultivado e instruido, hay que tener valor para plantearse el interrogante: ¿Mejor para quién? Cuando se habla de razas perfectas y razas imperfectas, el valor está en decir: ¿Es que el hambre, la ignorancia y la guerra no crean taras?

También se necesita valor para decir la verdad sobre sí mismo cuando se es un vencido. Muchos perseguidos pierden la facultad de reconocer sus errores, la persecución les parece la injusticia suprema; los verdugos persiguen, luego son malos; las víctimas se consideran perseguidas por su bondad. En realidad esa bondad ha sido vencida. Por consiguiente, era una bondad débil e impropia, una bondad incierta, pues no es justo pensar que la bondad implica la debilidad, como la lluvia la humedad. Decir que los buenos fueron vencidos no porque eran buenos sino porque eran débiles requiere cierto valor.

Escribir la verdad es luchar contra la mentira, pero la verdad no debe ser algo general, elevado y ambiguo, pues son estas las brechas por donde se desliza la mentira. El mentiroso se reconoce por su afición a las generalidades, como el hombre verídico por su vocación a las cosas prácticas, reales, tangibles. No se necesita un gran valor para deplorar en general la maldad del mundo y el triunfo de la brutalidad, ni para anunciar con estruendo el triunfo del espíritu en países donde éste es todavía concebible. Muchos se creen apuntados por cañones cuando solamente gemelos de teatro se orientan hacia ellos. Formulan reclamaciones generales en un mundo de amigos inofensivos y reclaman una justicia general por la que no han combatido nunca. También reclaman una libertad general: la de seguir percibiendo su parte habitual del botín. En síntesis sólo admiten una verdad: la que les suena bien.

Pero si la verdad se presenta bajo una forma seca, en cifras y en hechos, y exige ser confirmada, ya no sabrán qué hacer. Tal verdad no les exalta. Del hombre veraz sólo tienen la apariencia. Su gran desgracia es que no conocen la verdad.
II. La inteligencia necesaria para descubrir la verdad

Tampoco es fácil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. Así, según opinión general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Y una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertiría nuestro continente en un montón de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades. No se puede negar que llueve hacia abajo: numerosos poetas escriben verdades de este género. Son como el pintor que cubría de frescos las paredes de un barco que se estaba hundiendo. El haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia.

Es cierto que no se dejan engañar por los poderosos, pero ¿escuchan los gritos de los torturados? No; pintan imágenes. Esta actitud absurda les sume en un profundo desconcierto, del que no dejan de sacar provecho; en su lugar otros buscarían las causas. No creáis que sea cosa fácil distinguir sus verdades de las vulgaridades referentes a la lluvia; al principio parecen importantes, pues la operación artística consiste precisamente en dar importancia a algo. Pero mirad la cosa de cerca: os daréis cuenta que no dejan de decir: no se puede impedir que llueva hacia abajo.

También están los que por falta de conocimientos no llegan a la verdad. Y, sin embargo, distinguen las tareas urgentes y no temen a los poderosos ni a la miseria. Pero viven de antiguas supersticiones, de axiomas célebres a veces muy bellos. Para ellos el mundo es demasiado complicado: se contentan con conocer los hechos e ignorar las relaciones que existen entre ellos.

Me permito decir a todos los escritores de esta época confusa y rica en transformaciones que hay que conocer el materialismo dialéctico, la economía y la historia. Tales conocimientos se adquieren en los libros y en la práctica si no falta la necesaria aplicación. Es muy sencillo descubrir fragmentos de verdad, e incluso verdades enteras. El que busca necesita un método, pero se puede encontrar sin método, e incluso sin objeto que buscar.

Sin embargo, ciertos procedimientos pueden dificultar la explicación de la verdad: los que la lean serán incapaces de transformar esa verdad en acción. Los escritores que se contentan con acumular pequeños hechos no sirven para hacer manejables las cosas de este mundo. Pues bien, la verdad no tiene otra ambición. Por consiguiente esos escritores no están a la altura de su misión.
 

III. El arte de hacer la verdad manejable como arma

La verdad debe decirse pensando en sus consecuencias sobre la conducta de los que la reciben.

Hay verdades sin consecuencias prácticas. Por ejemplo, esa opinión tan extendida sobre la barbarie: el fascismo sería debido a una oleada de barbarie que se ha abatido sobre varios países, como una plaga natural. Así, al lado y por encima del capitalismo y del socialismo habría nacido una tercera fuerza: el fascismo. Para mí, el fascismo es una fase histérica del capitalismo, y, por consiguiente, algo muy nuevo y muy viejo. En un país fascista el capitalismo existe solamente como fascismo. Combatirlo es combatir el capitalismo, y bajo su forma más cruda, más insolente, más opresiva, más engañosa.

Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.

Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.

Los demócratas burgueses condenan con énfasis los métodos bárbaros de sus vecinos, y sus acusaciones impresionan tanto a sus auditorios que éstos olvidan que tales métodos se practican también en sus propios países.

Ciertos países logran todavía conservar sus formas de propiedad gracias a medios menos violentos que otros. Sin embargo, los monopolios capitalistas originan por doquier condiciones bárbaras en las fábricas, en las minas y en los campos. Pero mientras que las democracias burguesas garantizan a los capitalistas, sin recurso a la violencia, la posesión de los medios de producción, la barbarie se reconoce en que los monopolios sólo pueden ser defendidos por la violencia declarada.

Ciertos países no tienen necesidad, para mantener sus monopolios bárbaros, de destruir la legalidad instituida, ni su confort cultural (filosofía, arte, literatura); de ahí que acepten perfectamente oir a los exiliados alemanes estigmatizar su propio régimen por haber destruido esas comodidades. A sus ojos es un argumento suplementario en favor de la guerra.

¿Puede decirse que respetan la verdad los que gritan: «Guerra sin cuartel a Alemania, que es hoy la verdadera patria del «mal», la oficina del infierno, el trono del anticristo»? No. Los que así gritan son tontos, impotentes gentes peligrosas. Sus discursos tienden a la destrucción de un país, de un país entero con todos sus habitantes, pues los gases asfixiantes no perdonan a los inocentes.

Los que ignoran la verdad se expresan de un modo superficial, general e impreciso.
Peroran sobre el «alemán», estigmatizan el «mal», y sus auditorios se interrogan: ¿Debemos dejar de ser alemanes? ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Cuando manejan sus tópicos sobre la barbarie salida de la barbarie resultan impotentes para suscitar la acción. En realidad no se dirigen a nadie. 


Para terminar con la barbarie se contentan con predicar la mejora de las costumbres mediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a limitarse a aislar algunos eslabones en la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertas fuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas que preparan las catástrofes. Un poco de luz y los verdaderos responsables de las catástrofes aparecen claramente: los hombres. Vivimos una época en que el destino del hombre es el hombre.

El fascismo no es una plaga que tendría su origen en la «naturaleza» del hombre. Por lo demás, es un modo de presentar las catástrofes naturales que restituyen al hombre su dignidad porque se dirigen a su fuerza combativa.

El que quiera describir el fascismo y la guerra grandes desgracias, pero no calamidades «naturales» debe hablar un lenguaje práctico: mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores de medios de producción contra masas obreras. Para presentar verídicamente un estado de cosas nefasto, mostrad que tiene causas remediables. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla.
 
IV. Cómo saber a quién confiar la verdad

Un hábito secular, propio del comercio de la cosa escrita, hace que el escritor no se ocupe de la difusión de sus obras. Se figura que su editor, u otro intermediario, las distribuye a todo el mundo. Y se dice: yo hablo, y los que quieren entenderme, me entienden. En la realidad, el escritor habla, y los que pueden pagar, le entienden. Sus palabras jamás llegan a todos, y los que las escuchan no quieren entenderlo todo.

Sobre esto se ha dicho ya muchas cosas, pero no las suficientes. Transformar la «acción de escribir a alguien» en «acto de escribir» es algo que me parece grave y nocivo. La verdad no puede ser simplemente escrita; hay que escribirla a alguien. A alguien que sepa utilizarla. Los escritores y los lectores descubren la verdad juntos.

Para ser revelado, el bien sólo necesita ser bien escuchado, pero la verdad debe ser dicha con astucia y comprendida del mismo modo. Para nosotros, escritores, es importante saber a quién la decimos y quién nos la dice; a los que viven en condiciones intolerables debemos decirles la verdad sobre esas condiciones, y esa verdad debe venirnos de ellos. No nos dirijamos solamente a las gentes de un solo sector: hay otros que evolucionan y se hacen susceptibles de entendernos. Hasta los verdugos son accesibles, con tal que comiencen a temer por sus vidas. Los campesinos de Baviera, que se oponían a todo cambio de régimen, se hicieron permeables a las ideas revolucionarias cuando vieron que sus hijos, al volver de una larga guerra, quedaban reducidos al paro forzoso.

La verdad tiene un tono. Nuestro deber es encontrarlo.
Ordinariamente se adopta un tono suave y dolorido: «yo soy incapaz de hacer daño a una mosca». Esto tiene la virtud de hundir en la miseria a quien lo escucha. No trataremos como enemigos a quienes emplean este tono, pero no podrán ser nuestros compañeros de lucha. La verdad es de naturaleza guerrera, y no sólo es enemiga de la mentira, sino de los embusteros.
 
V. Proceder con astucia para difundir la verdad

Orgullosos de su valor para escribir la verdad, contentos de haberla descubierto, cansados sin duda de los esfuerzos que supone el hacerla operante, algunos esperan impacientes que sus lectores la disciernan. De ahí que les parezca vano proceder con astucia para difundir la verdad.

Confucio alteró el texto de un viejo almanaque popular cambiando algunas palabras: en lugar de escribir «el maestro Kun hizo matar al filósofo Wan», escribió: «el maestro Kun hizo asesinar al filósofo Wan». En el pasaje donde se hablaba de la muerte del tirano Sundso, «muerto en un atentado», reemplazó la palabra «muerto» por «ejecutado», abriendo la vía a una nueva concepción de la historia.

El que en la actualidad reemplaza «pueblo» por «población», y «tierra» por «propiedad rural», se niega ya a acreditar algunas mentiras, privando a algunas palabras de su magia. La palabra «pueblo» implica una unidad fundada en intereses comunes; sólo habría que emplearla en plural, puesto que únicamente existen «intereses comunes» entre varios pueblos. La «población» de una misma región tiene intereses diversos e incluso antagónicos. Esta verdad no debe ser olvidada. Del mismo modo, el que dice «la tierra», personificando sus encantos, extasiándose ante su perfume y su colorido, favorece las mentiras de la clase dominante. Al fin y al cabo, ¡qué importa la fecundidad de la tierra, el amor del hombre por ella y su infatigable ardor al trabajarla!: lo que importa es el precio del trigo y el precio del trabajo. El que saca provecho de la tierra no es nunca el que recoge el trigo, y «el gesto augusto del sembrador» no se cotiza en Bolsa. El término justo es «propiedad rural».

Cuando reina la opresión, no hablemos de «disciplina», sino de «sumisión» pues la disciplina excluye la existencia de una clase dominante. Del mismo modo, el vocablo «dignidad» vale más que la palabra «honor», pues tiene más en cuenta al hombre. Todos sabemos qué clase de gente se precipita para tener la ventaja de defender el «honor» de un pueblo, y con qué liberalidad los ricos distribuyen el «honor» a los que trabajan para enriquecerlos.

La astucia de Confucio es utilizable también en nuestros días. También la de Tomás Moro. Este último describió un país utópico idéntico a la Inglaterra de aquella época, pero en el que las injusticias se presentaban como costumbres admitidas por todo el mundo.

Cuando Lenin, perseguido por la policía del Zar, quiso dar una idea de la explotación de Sajalín por la burguesía rusa, sustituyó Rusia por el Japón y Sajalín por Corea. La identidad de las dos burguesías era evidente, pero como Rusia estaba en guerra con el Japón la censura dejó pasar el trabajo de Lenin.

Hay una infinidad de astucias posibles para engañar a un Estado receloso. Voltaire luchó contra las supersticiones religiosas de su tiempo escribiendo la historia galante de «La Doncella de Orleans»: describiendo en un bello estilo aventuras galantes sacadas de la vida de los grandes. Voltaire llevó a éstos a abandonar la religión (que hasta entonces tenían por caución de su vida disoluta). De repente se hicieron los propagadores celosos de las obras de Voltaire y ridiculizaron a la policía que defendía sus privilegios. La actitud de los grandes permitió la difusión ilícita de las ideas del escritor entre el público burgués, hacia el que precisamente apuntaba Voltaire.

Decía Lucrecio que contaba con la belleza de sus versos para la propagación de su ateísmo epicúreo. Las virtudes literarias de una obra pueden favorecer su difusión clandestina. Pero hay que reconocer que a veces suscitan múltiples sospechas. De ahí la necesidad de descuidarlas deliberadamente en ciertas ocasiones. Tal sería el caso, por ejemplo, si se introdujera en una novela policíaca -género literario desacreditado- la descripción de condiciones sociales intolerables. A mi modo de ver, esto justificaría completamente la novela policíaca.

En la obra de Shakespeare se puede encontrar un modelo de verdad propagada por la astucia: el discurso de Antonio ante el cadáver de César. Afirmando constantemente la respetabilidad de Bruto, cuenta su crimen, y la pintura que hace de él es mucho más aleccionadora que la del criminal. Dejándose dominar por los hechos, Antonio saca de ellos su fuerza de convicción mucho más que de su propio juicio.

Jonathan Swift propuso en un panfleto que los niños de los pobres fueran puestos a la venta en las carnicerías para que reinara la abundancia en el país. Después de efectuar cálculos minuciosos, el célebre escritor probó que se podrían realizar economías importantes llevando la lógica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defendía con pasión absolutista algo que odiaba. Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera podía encontrar una solución más sensata que la suya, o al menos más humana; sobre todo, aquellos que no habían comprendido a dónde conducía este tipo de razonamiento.

Militar a favor del pensamiento, sea cual fuere la forma que éste adopte, sirve la causa de los oprimidos. En efecto, los gobernantes al servicio de los explotadores consideran el pensamiento como algo despreciable. Para ellos lo que es útil para los pobres es pobre. La obsesión que estos últimos tienen por comer, por satisfacer su hambre, es baja. Es bajo menospreciar los honores militares cuando se goza de este favor inestimable: batirse por un país cuando se muere de hambre. Es bajo dudar de un jefe que os conduce a la desgracia.


 El horror al trabajo que no alimenta al que lo efectúa es asimismo una cosa baja, y baja también la protesta contra la locura que se impone y la indiferencia por una familia que no aporta nada. Se suele tratar a los hambrientos como gentes voraces y sin ideal, de cobardes a los que no tienen confianza en sus opresores, de derrotistas a los que no creen en la fuerza, de vagos a los que pretenden ser pagados por trabajar, etc. Bajo semejante régimen, pensar es una actividad sospechosa y desacreditada. ¿Dónde ir para aprender a pensar? A todos los lugares donde impera la represión.

Sin embargo, el pensamiento triunfa todavía en ciertos dominios en que resulta indispensable para la dictadura. En el arte de la guerra, por ejemplo, y en la utilización de las técnicas. Resulta indispensable pensar para remediar, mediante la invención de tejidos «ersatz», la penuria de lana. Para explicar la mala calidad de los productos alimenticios o la militarización de la juventud no es posible renunciar al pensamiento. Pero recurriendo a la astucia se puede evitar el elogio de la guerra, al que nos incitan los nuevos maestros del pensamiento. Así, la cuestión ¿cómo orientar la guerra? lleva a la pregunta: ¿vale la pena hacer la guerra? Lo que equivale a preguntar: ¿cómo evitar la guerra inútil? Evidentemente, no es fácil plantear esta cuestión en público hoy. Pero ¿quiere decir esto que haya que renunciar a dar eficacia a la verdad? Evidentemente no.

Si en nuestra época es posible que un sistema de opresión permita a una minoría explotar a la mayoría, la razón reside en una cierta complicidad de la población, complicidad que se extiende a todos los dominios. Una complicidad análoga, pero orientada en sentido contrario, puede arruinar el sistema. 


Por ejemplo, los descubrimientos biológicos de Darwin eran susceptibles de poner en peligro todo el sistema, pero solamente la Iglesia se inquietó. La policía no veía en ello nada nocivo. Los últimos descubrimientos físicos implican consecuencias de orden filosófico que podrían poner en tela de juicio los dogmas irracionales que utiliza la opresión. Las investigaciones de Hegel en el dominio de la lógica facilitaron a los clásicos de la revolución proletaria, Marx y Lenin, métodos de un valor inestimable. 

Las ciencias son solidarias entre sí, pero su desarrollo es desigual según los dominios; el Estado es incapaz de controlarlos todos. Así, los pioneros de la verdad pueden encontrar terrenos de investigación relativamente poco vigilados. Lo importante es enseñar el buen método, que exige que se interrogue a toda cosa a propósito de sus caracteres transitorios y variables. Los dirigentes odian las transformaciones: desearían que todo permaneciese inmóvil, a ser posible durante un milenio: que la Luna se detuviese y el Sol interrumpiese su carrera. Entonces nadie tendría hambre ni reclamaría alimentos. Nadie respondería cuando ellos abriesen fuego; su salva sería necesariamente la última.

Subrayar el carácter transitorio de las cosas equivale a ayudar a los oprimidos.
No olvidemos jamás recordar al vencedor que toda situación contiene una contradicción susceptible de tomar vastas proporciones. Semejante método -la dialéctica, ciencia del movimiento de las cosas- puede ser aplicado al examen de materias como la biología y la química, que escapan al control de los poderosos, pero nada impide que se aplique al estudio de la familia; no se corre el riesgo de suscitar la atención. Cada cosa depende de una infinidad de otras que cambian sin cesar; esta verdad es peligrosa para las dictaduras.

Pues bien, hay mil maneras de utilizarla en las mismas narices de la policía. Los gobernantes que conducen a los hombres a la miseria quieren evitar a todo precio que, en la miseria, se piense en el Gobierno. De ahí que hablen de destino. Es al destino, y no al Gobierno, al que atribuyen la responsabilidad de las deficiencias del régimen. Y si alguien pretende llegar a las causas de estas insuficiencias, se le detiene antes de que llegue al Gobierno.

Pero en general es posible reclinar los lugares comunes sobre el destino y demostrar que el hombre se forja su propio destino. Ahí tenéis el ejemplo de esa granja islandesa sobre la que pesaba una maldición. La mujer se había arrojado al agua, el hombre se había ahorcado. Un día, el hijo se casó con una joven que aportaba como dote algunas hectáreas de tierra. De golpe, se acabó la maldición. En la aldea se interpretó el acontecimiento de diversos modos. Unos lo atribuyeron al natural alegre de la joven; otros a la dote, que permitía, al fin, a los propietarios de la granja comenzar sobre nuevas bases. Incluso un poeta que describe un paisaje puede servir a la causa de los oprimidos si incluye en la descripción algún detalle relacionado con el trabajo de los hombres. En resumen: importa emplear la astucia para difundir la verdad.
 
Conclusión

La gran verdad de nuestra época —conocerla no es todo, pero ignorarla equivale a impedir el descubrimiento de cualquier otra verdad importante— es ésta: nuestro continente se hunde en la barbarie porque la propiedad privada de los medios de producción se mantiene por la violencia. ¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué? Los que torturan lo hacen por conservar la propiedad privada de los medios de producción.

Ciertamente, esta afirmación nos hará perder muchos amigos: todos los que, estigmatizando la tortura, creen que no es indispensable para el mantenimiento de las formas actuales de propiedad.

Digamos la verdad sobre las condiciones bárbaras que reinan en nuestro país; así será posible suprimirlas, es decir, cambiar las actuales relaciones de producción. Digámoslo a los que sufren del statu quo y que, por consiguiente, tienen más interés en que se modifique: a los trabajadores, a los aliados posibles de la clase obrera, a los que colaboran en este estado de cosas sin poseer los medios de producción.

 

EL ESPACIO-TIEMPO (VARIOS)

A continuación varios ejemplos de cómo el arte, la literatura y la filosofían han pensado/representado al tiempo.



Julio Cortázar sobre el tiempo:


El cosmos (y el arte y el barroco) según el escritor cubano Severo Sarduy:


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MUY RECOMENDABLE:

Mercedes de la Garza sobre el concepto de tiempo en los mayas:

http://www.youtube.com/watch?v=m2j2rp1xsmk


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El tiempo y el cerebro según un neurocientífico.


 

LA TEORIA DE LA RELATIVIDAD (EINSTEIN)

Aquí un video útil acerca de las ideas de Einstein: http://www.youtube.com/watch?v=zw4BaWjUui4


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EL GATO DE SCHRODINGER

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PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE (HEISENBERG)


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27.8.13

 

LENGUAJE Y FILOSOFIA (WITTGENSTEIN)




Algunos minutos de una película sobre Wittgenstein, dramatizando (y citando) algunas de sus ideas acerca del lenguaje (y la filosofía).



 

EL PERFORMANCE NO ES TEATRO ESA ES LA PREMISA (ZERPA)


por Carlos Zerpa (Caracas 2002)

 Con una etiqueta en el borde interno de mis guantes de Boxeo que decía:
Warning: users assumes all risk of injury
 
El performance NO es teatro, esa es la premisa, el performancista no es un actor ni interpreta a un personaje como lo hace un actor, ni actúa como lo hace un actor, el accionista es el mismo y continua siendo el mismo, nunca busca caminos fuera de si mismo sino que sigue el camino verdadero, sin mascaras, el camino hacia adentro de si mismo ( que es en realidad el verdadero y único camino )  puede existir un guión a seguir pero también se puede improvisar de una manera muy espontánea, pude trabajarse solo pero también en grupo, nunca se disfraza sino que utiliza un vestuario real y acorde a la acción a presentar, escogiéndolo  tal cual como escoge su propia ropa, no se trabaja con escenografías sino con el espacio arquitectónico o natural, utilizando ambientaciones, ensamblajes, objetos e instalaciones, puede trabajar con gestos, movimientos, música, monólogos, diálogos, cantos, danzas y un largo etcétera… si tiene que vomitar pues vomita de verdad, si tiene que sangrar pues se corta y sangra, jamás utilizara ketchup como sangre, si tiene que beber whiski hasta emborracharse pues lo hará, jamás tomara agua con un toque de café para que parezca whiski o gingerel como si se tratara de vino, para hacer parecer que ingiere bebidas alcohólicas y luego fingiría su ebriedad, porque no se trata de un teatro, el performance es una manifestación real…  como dice mi amiga performancista Mexicana Maris Bustamante  el performance es como la vida misma… El performance NO es teatro, esa es la premisa.



He aceptado el termino “performance” para definir lo que hago, sin enrollarme tanto, mi amigo Felipe Ehrenberg insiste en que lo llame “performa”  y me regaña con razón por utilizar el otro termino Anglosajón, y  yo mismo por mucho rato, lo llame “acción en vivo” o “ceremonia” pero desde ya hace muchísimo tiempo que lo llamo como lo llaman y entienden todos, lo acepto dentro del mundo de la mezcla de culturas ( nada que ver con la transculturizacion ni mucho menos con la globalización )  adopto la palabra y la incluyo en mi léxico tal cual como incluí: pizza, coca cola, vodka, whiski, sándwich, karate o suchi; estas palabras son entendidas en cualquier lugar del mundo y en todas las culturas significan lo mismo, así también opina mi amiga Mexicana e investigadora del performance art: Dulce Maria de Alvarado Chaparro, ella dice que el uso de “términos” tomados de otros idiomas es valido ¿acaso se ha pretendido alguna vez castellanizar el termino rock and roll? Pienso que Dulce Maria esta en lo cierto, por eso cuando yo digo “rock and roll” todo el mundo sabe de que hablo, lo mismo sucede cuando yo digo: “pizza”,  “Karate” o  “performance”… así es de sencillo, la gente entiende, me comunico mas rápidamente y no me complico para nada la vida buscando nuevos términos.


Definitivamente hay que erradicar ( para siempre ) de nuestro lenguaje y terminología como performancistas las palabras: adorno, decoración, actuación, escena, escenografía, utilería, montaje teatral y todo lo que pueda relacionar al performancista con el mundo de la actuación



Performance  significa en inglés, representación, por esto ese término es utilizado por los de habla Inglesa, para describir una práctica artística que consiste en “representar” ante un público y en directo una obra de arte, por eso es utilizada para designar el trabajo que hacen los músicos, los bailarines, los patinadores sobre hielo, los actores, etc.  También se le utiliza esta palabra para designar el evento que constituye No la representación ( pues estaríamos entonces hablando de teatro ) sino La presentación ( y he aquí la diferencia ) de una obra de arte, que es ARTE en sí misma. A la palabra performance se le agrega o post pone entonces el termino “art” para diferenciarla y separarla definitivamente de la idea de “representación”.



PERFORMANCE ART es  por lo tanto, la realización de una acción en vivo, en el transcurso de la cual el artista siendo EL mismo, asocia diferentes formas de expresión, tales como la danza, la música, la poesía o el cine, ( aun sin tener que ser el mismo: danzarín, músico, poeta o cineasta ) para realizar  NO una puesta en escena, sino una presentación, una acción en vivo, una ceremonia, un ritual con una carga energética verdadera, en la que además de la idea estructurada y preestablecida a seguir, también incluye una buena parte de improvisación, la cual no es tal, ya que si se trabaja utilizando la propia vida, las experiencias, las memorias, los amores y desamores, los traumas, los gustos, los intereses, las pasiones, las perversidades, los tabúes, los traumas, los recuerdos de niñez, los temas de interés, los hobbies, la posición política, los factores culturales y sociales, las ideas religiosas, los pensamientos, las reflexiones y un largo etcétera del performancista, a lo que se echa mano no es a otra cosa, sino a el mismo, a su parte interna, a lo que lo configura a el, a su propio archivo.                           



Dos particularidades intervienen en toda performance: la disparidad múltiple de los elementos en juego, como si se tratara de un collage pictórico-escultórico-corporal, que consiste en yuxtaponer objetos o accesorios habitualmente disociados ( bello como el encuentro fortuito de una maquina de cocer y un paraguas sobre una mesa de disección ) no ortodoxos dentro de las artes plásticas, con diferentes soportes artísticos y la realización “instantánea” de la obra, su espontaneidad y su fuerza de la que se conservarán una vez realizada: la memoria, fotografías, videos, películas, filmaciones, grabaciones o los elementos u objetos utilizados en la instalación; porque los restos de una performance SON en si una instalación y no simple basura.



No pretendo con este escrito convertirme en un historiador mas, repitiendo la misma historia del arte de acción, desde sus orígenes casi prehistóricos hasta el día de hoy, utilizando la formula mágica establecida ya por Roselee Goldberg     ( re trabajada por tantos ), en su libro titulado “performance art” escrito por ella en el año de 1979, porque esa historia ya esta escrita y no tiene sentido rescribirla, claro esta que fue escrita “muy a su manera”, porque de hecho para ella, así como para la mayoría de sus compatriotas “AMERICA” solo son ellos…  y cierran sus fronteras físicas e ideológicas al norte y sur de sus tierras, excluyendo así al norte al Canadá y al sur a México, pensando no solo que Canadá y México no son Norteamericanos sino que todo el resto del continente NO somos Americanos, La Sra. Róselee Goldberg en su libro se va al pasado y desde ahí nos relata  las historias sobre todos los movimientos que antecedieron al arte del performance antes de que este se llamara así, en realidad considero su libro casi como una Biblia, excelente para investigar y estudiar el ayer, de donde venimos y quienes fueron nuestros antecesores, quienes fueron los pioneros en el mundo del performance art, cual es la relación con los rituales tribales, con los dramas de la época medieval, o las puestas en escena del renacimiento, los despliegues que en 1490 realizo Leonardo Da Vinci, los aportes de los futuristas Italianos, de  los Rusos, todo el trabajo de acciones de la gente de La Bauhaus, del movimiento Revolucionario y anárquico de los Dadaístas y lógicamente de las ideas magistrales del genial Tristan Tzara, el movimiento Fluxus, Los happenings, el body art, el arte conceptual, el trabajo de Ives Klain, de Joseph Beuys, de Piero Manzoni  y la figura del gran padre y casi todopoderoso Marcel Duchamp y su alter ego Rose Selavi ( aplausos ) Este libro es sin dudas una referencia esencial para todos los que nos movemos en este mundo del arte conceptual y el arte de acción, pero ya esta escrito y muy bien escrito, aunque ella solo se intereso al escribir la ( su ) historia, de ellos solamente como América y NO tomándonos para nada en cuenta al resto de los Americanos ( ¿sus hermanos? ) al hablar de los pioneros tendría que incluirse a dos hombres excepcionales que sin duda tendrán que ser tomados en cuenta cuando se escriba la verdadera historia del performance art en Venezuela y en Latinoamérica; me refiero a dos grandes artistas pioneros del arte conceptual y del performance art Venezolano; ellos son Nicolás Ferdinandov y Armando Reverón…. Hay mucho de que hablar pero continuaremos en otra oportunidad.


--CZ2002

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Video sobre/con Carlos Zerpa hablando sobre otro aspecto de su obra: http://www.youtube.com/watch?v=zF0elMsRtdI






 

LA ORALITURA (ELICURA CHIHUAILAF)



EL PUENTE ANCHO Y AZUL DE LA ORALITURA (primer avance)
( Escribe Elicura Chihuailaf )





Mis ex alumnos y alumnas de la Universidad en Temuko organizaron un concurso de poesía; me pidieron que oficiara de jurado y luego que presentara la edición -que ahora gestionan- de dichas creaciones. Más allá de la probable perfección o imperfección de los escritos presentados, les digo: a ustedes y a nosotros nos reúne la fe en la Palabra poética (y no me refiero sólo a los versos sino sobretodo a sus Sueños). El trabajo de la Palabra, como su totalidad en nuestra breve existencia, nunca concluye, siempre es perfectible, nos dicen. 

Lo que importa de verdad es el interés y la complicidad que demostraron tanto el joven impulsor del concurso como las jóvenes/los jóvenes participantes en él. Haber compartido tan hermoso gesto fue un regalo para mi espíritu; aire que me permitió constatar una vez más que en todo tiempo -y a pesar de la aparente pérdida del humanismo en el sistema actual de libremercado- la Palabra poética nos ayuda a persistir en el Azul de los Sueños, pues nos permite vislumbrar otra/s Palabra/s que siempre tímida/s, sencilla/s, resplandece/n en el misterio de la cima del Universo; la Palabra poética que nos ayuda a avanzar en el tan difícil arte de Escuchar. Lo ya dicho, escuchar la naturaleza y a los seres humanos que pasan o están a nuestro lado y aquellas/aquellos que viven en los libros y que nos hablan y nos enriquecen desde sus diversas visiones de mundo.

Así, por ejemplo, el escritor ruso (maestro de la literatura universal) Máximo Gorki, en uno de sus ensayos -en el que transita el puente de la oralitura- nos habla de su vivencia con los libros: "Intoxicado por la novedad y el bienestar espiritual del mundo que los libros me habían revelado, al principio empecé a considerar los libros, más bellos, más interesantes y afines conmigo que lo que era la gente, y creo que me cegué un poco al considerar las realidades de la vida a través del prisma de los libros. Sin embargo, la vida, que es el más sabio y severo de los maestros, pronto me curó de esta deliciosa ceguera". Pero, más tarde, no demediado sino dual, nos dice: "Amad los libros que son una fuente de conocimiento; sólo el conocimiento es sano y el conocimiento sólo puede haceros espiritualmente fuertes, honestos e inteligentes, capaces de abrigar sincero amor por los seres humanos, respeto por su labor y cálida admiración por los espléndidos frutos de su elevado e incesante esfuerzo. 

Cada cosa que el ser humano ha hecho, cada cosa aislada que existe, contiene alguna partícula del alma del ser humano. Esta alma pura y noble está contenida en la ciencia y en el arte en mayor medida que en ninguna otra cosa y habla con la más grande elocuencia y claridad a través del medio y la acción de los libros". "(...) los libros son el espejo del espíritu humano y reflejan la angustia y el tormento de la creciente alma del hombre; la ciencia, es la poesía de la mente, y el arte, es la poesía del corazón".

El abuelo Cocom Pech, en la voz de su nieto Jorge -oralitor maya con quien el año noventa y cuatro, en Tlaxcala (México), compartí el incipiente concepto de oralitura- nos está diciendo: "El hombre que vive y no Sueña es un hombre muerto en vida. Más ¡ay de aquel que Sueña y no realiza sus Sueños! Acosado por las pesadillas acaba por sucumbir al insomnio de una realidad que no es suya. Realizando tus Sueños no serás esclavo de nadie, ni pretenderás someter a otros porque habrás probado los caminos de tu verdadera liberación. Recuerda siempre que, en el universo de la naturaleza, los Sueños se convierten en realidad. La lluvia es el Sueño del agua. El humo es el Sueño de fuego. El Azul del cielo es el Sueño eterno del aire".


LA ORALITURA (Segundo avance)
( Escribe Elicura Chihuailaf )




Desde hace algunos años ya que intentaba atisbar alguna respuesta a reiterativas preguntas acerca del proceso escritural de los creadores indígenas, incluida -desde luego- mi propia escritura. Me detuve entonces a reflexionar. Me di cuenta que de tiempo en tiempo entraba en un Sueño en el que me quedaba para vivir mis días desde, y en, lo cotidiano y lo trascendente. Del diálogo entre mi espíritu y mi corazón (no siempre tan fluido ni transparente como quisiera) me iban habitando textos en la oralidad que aguardaban allí, en ese fogón, para ser escritos. Mientras tanto, para oír su música, me los decía en voz alta, o se los decía a mi madre, a mi padre, o a la tía María.

Como mi referente más cercano estaba mi libro de poemas "De Sueños Azules y contrasueños". Sólo de cuando en cuando algunas notas, como señales de su derrotero. En 1994, vista mi intermitente permanencia en mi comunidad llegó el momento en que esos Sueños me pidieron respirar también en la 
Tierra que Andamos. Me instalé entonces en la pieza de madera donde está aún el viejo escritorio que me regalaron mis padres; en casi dos meses estuvo conformado dicho libro.

Ya estaba presente ante mí la posibilidad cierta de la publicación. La posibilidad de ir más allá de la conversación conmigo mismo y con mis hijas y con mis hijos, y las hijas y los hijos de ellas, de ellos; conversación que podía ser también una instancia de diálogo más amplio, en principio con la sociedad chilena.

En 1995, en un Encuentro de Escritores Indígenas de América, en la ciudad de Tlaxcala (México), a mi hermano maya Jorge Cocom Pech le comenté de mis reflexiones y le manifesté mi necesidad de saber su opinión. Le dije que había llegado a la transitoria conclusión de que yo era un "oralitor", porque me parecía que mi escritura transcurría al lado de la oralidad de mi gente, de mis mayores (en el respeto hacia ellos, hacia ellas: a su pensamiento), no en el mero artificio de la palabra. 

Le dije que, además, mi escritura se sostenía en la memoria de mi infancia en la comunidad de Kechurewe, es decir, en mi vivencia de mis conversaciones con los árboles, los bosques, los esteros, los pájaros y las nubes; en mi vivencia de los rituales cotidianos a orillas del fogón de mis abuelos y de mis padres; en mi vivencia de los grandes rituales como el Gillatun (Rogativa de agradecimiento y petición). En mi vivencia de la palabra Azul.

De otro modo, le dije que mi "oralitura" -en lo atingente al mundo de lo nombrado- habla a partir de lo que conozco y puedo reconocer en cualquier lugar que esté: como el aroma de las flores y de las hierbas y plantas medicinales de nuestras montañas. De allí también mi permanente y profundo agradecimiento por la maravillosa revelación de lo innombrado que media entre la oralidad (su verbalizacion y el misterioso sonido del silencio) y la escritura.

Convinimos que nuestra ritualidad ante la escritura, sin la intención de calificar, es diferente. El elemento esencial es que partimos desde visiones de mundo distintas (en ningún caso excluyentes) y de una relación también distinta con lo que es el libro como cuerpo y objetivo primordial. Todo esto como una constatación, nada más. En definitiva, concordamos que era necesario continuar en el intercambio de ideas en torno a la Oralitura, para ir acotando su fundamentacion. Así lo hicimos en el Taller Suramérica de Escritores en Lenguas Indígenas que se desarrolló en la Región Mapuche, en 1997, en un conversatorio en la ciudad de Cunco /Agua que dice cumcum. A ello se refirió después mi hermano yanacona (pueblo que habita en departamento del Cauca, en el sur de Colombia) Freddy Chicangana, en un artículo en el diario "El Espectador" de Bogotá.


“Los indígenas vivimos la oralitura”, dice Chihuailaf

MAPUCHE • El vate chileno Elikura Chihuailaf es uno de los invitados a la FIL. “Lo estético une a las culturas indoamericanas”, afirma. Anticipa su llegada y regala un poema.
| Agosto 3 de 2007




Se reconoce mapuche y en su idoma materno, el mapuzugun, escribe. El poeta chileno Elikura Chihuailaf es uno de los principales invitados de la XII Feria del Libro. Desde su Temuko natal, el escritor habla de oralidad y literatura, envía un saludo “azul” y regala un poema a La Razón.

¿Cómo concibe la literatura de los pueblos originarios?

Yo diría que aún no existe la literatura indígena, lo que hay es la ´oralitura´ indígena. Si el fonema lo ha aprendido, y lo aprende, el ser humano de los sonidos e imágenes de la naturaleza y de su infinito (la oralidad que está llena de onomatopeyas), y el grafema es su artificio (la escritura), la literatura es el artificio del artificio. Nosotros los indígenas escribimos al lado de la oralidad, escuchando la palabra de nuestros mayores que luego conversan con nosotros en nuestros escritos. En definitiva, me parece que nosotros aún estamos entre la oralidad y la escritura: la oralitura.

Si la literatura es universal, ¿cómo entiende literaturas “indígenas´ o ´marginales´?

La oralitura indígena es también universal en la medida que habla desde y del lugar que habitamos. Suele decirse –con mucha razón— que referir lo local es lo más universal, pues ´comunica´ —de modo profundo— a los demás seres humanos su manera propia de habitar, ´conminando´ a recordar que todos los seres humanos, más allá de las geografías y visiones de mundo, estamos parados ante el infinito preguntándonos de maneras diversas y con distinta constancia: ¿quiénes somos?, ¿adónde vamos? Apelando a nuestras expresiones más bellas en el intento de respondernos.
Las denominaciones de literaturas femeninas, indígenas o marginales son, me parece, una forma de reivindicación, pero también son categorizaciones que surgen desde los estudiosos / estudiosas con el fin de indagar, comparar y –a veces— de incluir o excluir.

¿Cómo es su poesía a partir de su legado mapuche?

Es una manera de vivir: una manera de relacionarse con la Tierra —con todos los seres vivos y con aquellos aparentemente inertes que habitan el lugar en que uno nació—, con todos los espíritus ´Dueños / Dueñas´ (de las aguas, de los bosques, etc.), y con todos los miembros de la comunidad a la que uno pertenece (mapu: tierra, che: gente). Una manera de relacionarse con el azul, el color que nos habita y que habitamos: ´El primer espíritu mapuche vino arrojado desde el azul del este / del oriente´, nos están diciendo.

¿Encuentra relaciones estéticas entre mapuches, aymaras, quechuas o guaraníes?

Conozco muy poco de la poesía y prosa aymara, quechua y guaraní; sí creo conocer bastante de la poesía y prosa maya, zapoteca, huichola, nahuatl, quichua. En todo caso, me parece que todas están intensamente relacionadas desde el punto de vista estético, pues pertenecen a la oralitura. Somos habitados por visiones de mundo semejantes (lo circular), por lo que nuestra actitud poética ante lo cotidiano y lo trascendente nos lleva a una escritura que además está rodeada por problemas semejantes.

Su obra es bilingüe, ¿cambia la experiencia de escritura según el idioma que utiliza?

Sí. El mapuzugun (idioma de la Tierra) es aglutinante y más interiorista, por lo que al hablarlo se inspira, a diferencia del castellano, en que se expira y es descriptivo. El mapuzugun es –a mi juicio— más espiritual, más poético.

¿Qué siente al visitar Bolivia?

Es la primera vez que voy a Bolivia. Tengo muchas expectativas de conocer el clima humano y geográfico que se vive hoy en vuestro país con un hermano indígena como Evo Morales ocupando el cargo político más importante.

La llave que nadie ha perdido

La poesía no sirve para nada
me dicen
Y en el bosque los árboles
se acarician
con sus raíces azules
y agitan sus ramas el aire
saludando con pájaros
la Cruz del Sur
La poesía es el hondo susurro
de los asesinados
el rumor de hojas en el otoño
la tristeza por el muchacho
que conserva la lengua
pero ha perdido el alma
La poesía, la poesía, es un gesto
un sueño, el paisaje
tus ojos y mis ojos muchacha
oídos corazón, la misma música
Y no digo más, porque nadie
encontrará
la llave que nadie ha perdido
Y poesía es el canto de mis
Antepasados
el día de invierno que arde
y apaga
esta melancolía tan personal.


Temuko, Región Mapuche, Luna de los Brotes Fríos
(Invierno), 2007


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